Crítica de ‘El Aviso’ en ‘La librería de Javier’

“Buena escritura y perfecta trama”.


Texto de Javier Rodríguez, extraído de la web La Librería de Javier.

El aviso es una obra perfecta y redonda que mezcla claro saber cinematográfico con una potente creatividad literaria.

En el interior de la casa de los Cruz, Amador bajaba las escaleras atendiendo a la llamada de Victoria. Se la encontró en el salón, de pie frente al televisor. Cuando vio a su hijo en la pantalla, Amador tuvo que hacer un esfuerzo para no caer.
“Es que soy un poco raro”, decía. (pag. 328)

Es lo que conlleva tener ciertos prejuicios. Uno coge siempre obras para leer que le atraen por ciertos aspectos. De la misma manera que rechaza otras por ciertas cuestiones, la mayoría de las veces sin fundamento. Cuando se me ofrece un libro dentro de una serie de novela negra, con media docena de títulos nuevos al mes, no me da buen “feeling” y lo rechazo. Tanto más si el autor es americano o con nombre impronunciable y nacido en países nórdicos, en los que hasta el charcutero de la acera de enfrente es escritor de novelas de género negro. Y es por ello. simplemente por estos tontos prejuicios, por los que, al recibir “El aviso”, la primera novela de Paul Pen, no la elegí como lectura. Bueno, un fallo lo tiene cualquiera. Y desde esta tribuna pública pido mil perdones.

Es difícil hablar de esta novela sin desvelar partes importantes de la trama. Lo intentaré. A pesar de que Paul Pen haya contado infinidad de veces a la prensa que esta obra le llevó un año de trabajo, la complejidad argumental denota una creación de mayor envergadura. Personalmente creo que la llevaba macerando toda su vida. Y es que no es nada fácil crear un mecanismo de alta relojería que funcione tan perfecta como la trama de “El aviso”. El sabio manejo de las psicologías de los protagonistas de la novela -son cinco en rasgos generales-, la perfecta alternancia en capítulos de los dos diferentes personajes que soportan el peso de la trama -Aarón y Leo- y los consecuentemente dos tiempos narrativos, el milimétrico trasvase de datos de estos dos tiempos narrativos en los dos sentidos aportando sentido y discurso, el perfecto y ajustado final de la obra… todo ello son puntos a favor del joven escritor.

La acción de la novela transcurre en un pequeño pueblo de la sierra de Madrid, Arenas de la Desesperada. En una gasolinera abierta las 24 horas ocurre una noche un atraco. David, que en esos momentos estaba presente por encargo de su amigo Aarón, resulta gravemente herido y entra en coma. Este último, sintiéndose culpable de la previsible muerte de su amigo, se dedica a investigar el suceso. Y llega a la conclusión de que, antes de este atraco, hubo en el mismo sitio otros tres, con asimismo tres muertos en ellos. Creyendo que todo esto no es cosa de azar, se encierra en casa para dilucidar una ley que pueda regir todo lo que está pasando.

Paul Pen, como buen guionista de espacios televisivos, sabe bien del manejo de los tiempos narrativos y todos los resortes que consiguen mantener atrapado el espectador, en nuestro caso lector, y en la obra en cuestión. La claridad del texto, obviando cultismos y excesivos adverbios o adjetivos, es una de las grandes cualidades del texto. Pero descubrimos en la estructura de la prosa otros muchos que denotan el buen hacer del escritor. La perfecta extensión de los capítulos -unas doce páginas de media- que hace que no nos eternicemos en ninguno; la sabia norma de acabar cada uno de ellos in crescendo, dejando colgado al público e incitándole a continuar con la lectura; la oportuna ralentización del tiempo en aquellos pasajes en los que el escritor quiere “torturar” al lector, así como la sabia colocación de diálogos, fluidos y coherentes en todo momento, aportando los datos necesarios para mantener el suspense, pero guardándose siempre algo que desearíamos conocer; la utilización de figuras, en general intrascendentes, pero muy importantes por el enfoque visual del escritor para dotar a la trama de ciertos detalles (véase el continuo tintineo de los cubitos de hielo en el vaso de agua de la madre de Leo, su casi imperceptible chocar de uñas en momentos de tensión o el cielo estrellado de la habitación del hijo); el increíble juego con el número cinco en toda la obra: cinco protagonistas, cinco muertes, cinco atracos… y el perfecto cierre circular para la resolución de la trama. Todas estas características, y algunas más en las cuales no me detengo para no aburrir, dotan a “El aviso” de una calidad textual muy cinematográfica, dejándonos momentos de gran angustia e impotencia ante los hechos que, muy hábilmente por parte del escritor, somos conscientes de ellos antes que los protagonistas de la obra. La maestría de este lenguaje cinematográfico podría tener paralelismos con las obras “Las diabólicas”, de Jules Barbey D’Aurevilly o “Rosemary’ s baby” de Ira Levin, y con el hacer en pantalla del maestro del suspenseAlfred Hitchcock, por poner algunos ejemplos.

Paul Pen (Madrid, 1979). Licenciado en Comunicación Audiovisual, trabaja en prensa y televisión. Ha sido redactor de las revistas Zero y FHM, y del programa de televisión Supervivientes. Escribe ficción desde que leyó Las Brujas, de Roald Dahl -el autor que más le ha marcado junto con Stephen King-, pero no se considerará escritor hasta que no vea la edición de bolsillo de una novela suya vendiéndose en los aeropuertos. Su relato Una escena matrimonial del todo insólita fue seleccionado para formar parte de Visiones 2007, antología anual de nuevos autores que publica la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. También ha publicado Kokomo, relato que quedó finalista en el III Certamen Internacional de Relatos La Cerilla Mágica. Recientemente,  ha terminado su primera novela, El aviso, y ya está trabajando en la segunda.Con un ritmo espectacular, y repleta de sugerentes giros y sorpresas, El aviso desarrolla una frenética cuenta atrás que mantiene la tensión hasta la última línea.

En definitiva, uno de los mejores libros del año. Buena escritura y perfecta trama. Para perder el sueño en cuanto nos descuidemos. De lectura obligada.