Crítica de ‘El brillo de las luciérnagas’ en ‘Bibliofilosis Letrae’

“Una de las mentes infantiles mejor logradas que he leído”.

[Texto de Caminante extraído de su blog Bibliofilosis Letrae]

¿Qué tienen en común un tarro de cristal, un bote de talco, un huevo y una zanahoria?

No, esto no va de chistes. Y la respuesta tampoco es que los dos primeros son recipientes y los dos segundos se comen. Os diría: “Ale, ale, id a leer El brillo de las luciérnagas y después me contáis.” Y, si lo hicieseis, estos cuatro prosaicos, anodinos e insulsos objetos no volverían a significar lo mismo. Habríais visitado el sótano, para después salir de él y ver el mundo con otros ojos.

El brillo de las luciérnagas llegó a mis manos del modo más especial que un libro puede llegar a las manos de alguien: entregado por el artífice de la historia que contienen sus páginas. El escenario, la Feria del Libro de Madrid. Pero eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

Dicen que la portada se asemeja a la de El silencio de los corderos. Es posible que me recordara vagamente a algo, aunque no hubiera caído en el detalle yo sola. Sea como fuere, a mí me parece preciosa y adecuada. Además, cuando caminaba con el libro en la mano, me gustaba mirarlo de vez en cuando. Y es que me sorprendía ese color amarillo llamativo, que conseguía generar la ilusión de que verdaderamente las luciérnagas de tinta estaban emitiendo luz.

Y sí, dejo ya de lado los asuntos sentimentales y estéticos, que estamos aquí para hablar de la novela de Paul Pen. Ya os digo quetengo mis pegas (de lo contrario esto no tendría gracia, sería un aburrido “vivieron felices y comieron perdices”), pero que en general me ha gustado mucho. Y eso, en una época en la que yo era un “ojo de mal asiento” que saltaba de libro en libro sin encontrarse cómodo en ninguno, tiene su mérito.
Cuando abres la cubierta de El brillo de las luciérnagas sabes queestás entrando a un sótano oscuro y cerrado, en el cual vas a quedar atrapado. Lo sabes y no te importa, porque, ¿qué mejor que quedarse atrapado en un libro? Desde el principio, las paredes subterráneas te cercan y la puerta se sella a tus espaldas… Y ahí dentro encuentras la penumbra de un hogar; un hogar oscuro, pero hogar al fin y al cabo; los miembros que lo forman, sin nombres, casi sin rostros, en una reunión familiar que se te antoja inquietante.

¿Qué significa esto?, te preguntas. ¿Ha llegado el fin del mundo? ¿Les mantiene cautivos un malvado científico loco? ¿Tienen fobia social? ¿Ha habido una invasión extraterrestre? ¿Están todos locos? ¿¡Qué pamplinas hacen ahí abajo!?

Te acompaña un niño de 10 años. Nació allí. Para él, ese lugar es el mundo entero y no existe más. No conoce qué hay detrás de la puerta de la cocina; de dónde viene ese aire distinto que se cuela por algún recoveco de las ventanas cegadas con cemento. Por el momento, a él sólo le importa que tiene una madre, un padre, una abuela y hermanos, que es feliz con ellos, y que puede comer -y oler- la crema de zanahoria de mamá y sentir en los dedos el roce de la cicatriz de pelo de la cara de papá. Le gusta la mancha de luz que recorre el suelo a lo largo del día y sólo le da miedo el Hombre Grillo.Él no, pero los demás habitantes de su mundo diminuto tienen la cara quemada, y a su hermana la obligan a cubrírsela con una máscara blanca en todo momento, especialmente cuando el pequeño está presente. Ella, además, está embarazada, y pronto da a luz a un nuevo miembro de la familia.

¿Existe realmente el Hombre Grillo? ¿Qué o quién es responsable de tamaña desgracia familiar? ¿Quién es el padre del recién nacido? Laspreguntas no paran de surgir como un surtidor de la mente inquieta del lector, y también lo rodean y lo atrapan y lo obligan a seguir leyendo, ansioso de respuestas.

A medida que avanza la historia, el infantil narrador va haciéndose más preguntas y atisbando fragmentos de conversaciones sospechosas entre los mayores. Los miembros de su familia tienen cada uno sus peculiaridades: la máscara de la hermana, el extraño comportamiento del hermano  mayor (que hace pensar que algo malo le pasa a su cabeza), la severidad de su padre, la ceguera de su abuela y el cariño de su madre. No obstante, hay una tremendavariabilidad en las opiniones que los personajes le merecen al lector, y las simpatías hacia unos y otros irán variando…

No faltan las referencias a la literatura, apareciendo títulos como El mago de OzNarnia Viaje al centro de la tierra. Y allí abajo el tiempo transcurre entre novelas, películas de vídeo y carreras en la bicicleta estática para mantenerse en forma. También empiezan a aparecer luciérnagas, que el niño va atesorando en un bote e intenta mantener en secreto, por miedo a que sus padres le arrebaten esa luz tan especial.

El libro consta de varias partes de extensión desigual; los capítulos tienen una longitud mesurada. El hilo temporal da dos o tres saltos del presente al pasado. Durante gran parte de la narración se emplea la primera persona porque es ese niño sin nombre quien nos lo cuenta todo, aunque en un determinado momento de la trama hay un cambio a narrador omnisciente. Ya conocemos la dificultad que entraña intentar meterse en la mente infantil: a veces al escritor no le sale y crea una especie de niño superdotado, sabelotodo, poco realista. Pues me atrevo a afirmar, casi sin dudarlo, que este no es el caso. Es una de las mentes infantiles mejor logradas que he leído. Su inocencia, su manera de pensar, de imaginar, de creer… Es un niño. Simplemente, se le escapa lo que para nosotros es tan evidente.

Resulta innegable el mérito que tiene haber logrado construir una historia en el marco de un espacio tan limitado y empleando tan pocos personajes (que son la familia y algún secundario con muy escaso papel). No una historia a secas, sino unaque mantenga al lector interesado en todo momento, porque no decae. Una que, además, está envuelta en un halo de misterio en el sentido de que uno no sabe a qué atenerse, si de repente aparecerá un ser sobrenatural: existe una continua incertidumbre entre fantasía y realidad. Un planteamiento que me ha parecido tremendamente original.

Pero, como esto se está volviendo tan bonito como una de esas empalagosas historias de amor, voy a decir la pega ya: el final, que no ha sido tan impactante como pensaba. Es algo a lo que creo haber encontrado explicación. No es que sea un final mal llevado: lo que ocurre es que las respuestas a las preguntas finalmente van haciéndose patentes y, como lo hacen poco a poco, el impacto se distribuye durante muchas más páginas en vez de concentrarse en las últimas.

Así y todo, no es algo para tomarse a la tremenda y, en su conjunto, ha sido una de las lecturas más satisfactorias que he disfrutado últimamente. Porque no todo son secretos e intriga; también  hay buen empleo de las letras y perlas de esas que tanto nos gustan a los lectores. Una novela de las que se pueden recomendar prácticamente a cualquier lector; muy difícil que no guste. Y es que cada uno vivimos en nuestro propio sótano, en el cual nos encontramos seguros. Porque nos protege de los horrores del exterior, aunque simultáneamente no nos deje ver las maravillas.